Observando la única mosca que tenemos, Xabier se hizo una pregunta
bastante interesante: “¿Esta mosca es macho o hembra?”
Los dos nos miramos y, realmente, ninguno
de los dos sabía la respuesta. Nos propusimos observar la mosca para intentar
sacar alguna idea antes de buscar información. Hablando iban saliendo ideas como
las posibles diferencias del color del cuerpo y abdomen de las moscas macho y
las hembras. ¿Sería esa la diferencia para saber cuál era su sexualidad?
Buscamos información para ver si nuestras reflexiones y suposiciones
iban por buen camino. Nos dimos cuenta que sí que una de las principales
diferencias las encontramos en el abdomen, pero no en el color sino en la forma
y en sus diferentes segmentos. Las moscas hembras tienen el abdomen más
elongado y tienen siete segmentos en él. En cambio, las moscas macho tienen un
abdomen más redondeado y con cinco segmentos. Con esta información pudimos ver
que nuestra mosca era un macho porque vimos los cinco segmentos.
Por otra parte, también hemos deducido que es una mosca macho
porque no se distinguían huevos en su abdomen y porque no ha tenido
descendencia en los tres días que llevamos observándola.
Unos días más tarde, Pau vio un pequeño detalle que quizás podría
habernos ayudado a saber la sexualidad de nuestra mosca, la mosca presentaba unos
pequeños pelos en el primer par de patas. No sabíamos si sería otro aspecto a
cuestionarnos para poder corroborar que nuestra mosca era un macho, ¿esos pelos
serían una característica que definiría su sexualidad?
Estuvimos debatiendo creyendo que seguramente sí que sería una
pista para seguir definiendo la sexualidad de una mosca. Por este motivo,
decidimos informarnos y vimos que esta era una de las diferencias, las moscas
macho presentan los llamados peines sexuales en el primer par de patas que es
como un cepillo de diez fuertes setas negras.
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